"¿Para qué valen los bienes de la educación si
no nos une a ellos la experiencia?"
En nuestros libros de cuentos está la fábula del anciano que en su lecho de muerte hace saber a sus hijos que en su viña hay un tesoro escondido. Sólo tienen que cavar. Cavaron, pero ni rastro del tesoro. Sin embargo cuando llega el otoño, la viña aporta como ninguna otra en toda la región. Entonces se dan cuenta de que el padre les legó una experiencia: la bendición no está en el oro, sino en la laboriosidad. Mientras crecíamos nos predicaban experiencias parejas en son de amenaza o para sosegarnos: «Este jovencito quiere intervenir. Ya irás aprendiendo». Sabíamos muy bien lo que era experiencia: los mayores se la habían pasado siempre a los más jóvenes. En términos breves, con la autoridad de la edad, en proverbios; prolijamente, con locuacidad, en historias; a veces como una narración de países extraños, junto a la chimenea, ante hijos y nietos. ¿Pero dónde ha quedado todo eso? ¿Quién encuentra hoy gentes capaces de narrar como es debido? ¿Acaso dicen hoy los moribundos palabras perdurables que se transmiten como un anillo de generación a generación? ¿A quién le sirve hoy de ayuda un proverbio?¿Quién intentará habérselas con la juventud apoyándose en la experiencia?
Walter Benjamin, un filósofo aleman , judío y marxista, escribió en 1933 un breve texto titulado "Experiencia y pobreza", allí plantea cómo la humanidad se ha vuelto pobre, pobre en experiencias comunicables, una nueva forma de pobreza, la incapacidad de transmitir experiencia.
Benjamin describe y fundamenta el surgimiento de una nueva forma de barbarie, remito al enlace para seguir estas ideas tan vigentes, hoy que la palabra pareciera estar devaluada, convertida en puro vacío a fuerza de cierto ejercicio en la pérdida del sentido de las mismas, de los relatos, de lo que los mayores narraban para recibir a los nuevos en su incorporación al mundo en que les toca nacer.
- (“Experiencia y pobreza”).En el mismo texto Benjamin describe cómo una generación volvía muda de la guerra,sin el lenguaje como experiencia comunicable.
Hasta que una mañana... nos visita en biblioteca una mujer cuyo oficio de narradora, permite traer esta relación con Benjamin, porque ella misma-con su arte-genera el acontecimiento : la transmisión de una experiencia.
Convierte el encuentro en un hecho irrepetible e inolvidable, al cual somos invitados para compartir los grandes y los chicos .
Diana Tarnofky es la narradora, la cuentacuentos, la maga de las palabras, la mujer que una mañana nos hizo ver e imaginar con su voz y su cuerpo, con sus manos y una melodía que ella misma cantó , la historia antigua de un relato:- "El anillo encantado" en la versión incomparable de la escritora María Teresa Andruetto.
Entonces ahí, -en esa experiencia de narrar-, Diana transmite, nos hace viajar, nos cautiva y conquista, nos invita a un mundo de príncipes y doncellas que enamoran, y canta un bolero que los más chicos no han vivido, o tal vez no conozcan, pero que los adultos experimentamos porque conocemos ,porque alguna vez, esa anécdota que evoca, nos sucedió,- porque tiene que ver con el amor , el primer beso, con alguna historia adolescente en mi caso personal.
Vuelve W. Benjamin a mi memoria, la lectura de su obra :-"El narrador", esta mujer transmite pura experiencia, hace ruidos con su boca, sus onomatopeyas ocupan el espacio ,con el chasquido de sus dedos relata ella, con sus cabellos, con sus labios :- se tuercen, sonríen, otorgan pura magia al relato y,de pronto quedamos todos :-alumnos y profesoras- así, absortos, a mandíbula abierta, ojos de sorpresa, encantamiento,-como en Hamelin, como aquel lejano flautista que encolumnaba detrás de sus sonidos a una legión de soñadores, creyentes por un tiempo-el de la narración- de cierto pacto que se armó ahí, y en el que fuimos todos , colectivamente, participantes.
Experiencia de la narración y la escucha, que nos volvió más humanos , más ricos en palabras y sensaciones, en imágenes y en anécdotas, los chicos de la escuela prepararon un relato o una lectura , un testimonio para la ocasión , comunicaron sus singulares imaginarios, sus misterios quedaron por un rato al descubierto frente al conjunto de escuchas que allí nos encontrábamos.
Diana vino a ofrendarnos , - generosamente-, la ficción ,el sueño , la capacidad del juego, cierta corporalidad, una vida vivida , su experiencia de la transmisión, de una pasión,de un oficio artesanal .
Contar historias es tal vez un arte tan antiguo ,casi ancestral, y esta narradora con sus recursos y su oralidad nos tocó a los oyentes/lectores que la miramos y la disfrutamos mientras ella aún cuenta, cuenta, cuenta.
Contar historias es tal vez un arte tan antiguo ,casi ancestral, y esta narradora con sus recursos y su oralidad nos tocó a los oyentes/lectores que la miramos y la disfrutamos mientras ella aún cuenta, cuenta, cuenta.
Pasados los días sus palabras suenan, resuenan, vienen a visitarme a esta escritura, acompañan mi trabajo en la biblioteca,en mi memoria Diana sigue narrando.
Diana nos cuenta de su vida, de su paso como estudiante en el Normal 4, de cómo ella entró en tratos con la lectura y los libros, con la literatura, es mamá de dos alumnos de nuestra escuela y es una profesional de una solidez y una calidad pocas veces vista. Y con palabras sencillas nos va comentando cómo es su oficio de cuentacuentos y narradora , y escucharla esta mañana en biblioteca ha convertido la experiencia en una fiesta.
Ahora la narradora dejó la ronda de "narradores- alumnos" habilitada, quedó encendido el deseo de contar, quedaron crujientes las palabras, y cada quien tiene lo suyo ahora para transmitir, mientras compruebo que la biblioteca recupera no sólo las voces de los grandes y los chicos sino su razón de ser en el corazón de una escuela pública.
La biblioteca es territorio de experiencia y transmisión,tal vez en medio de la pobreza, por lo menos por esta vez la biblioteca configure esa geografía donde estar a salvo de cualquier clase de barbarie.
-Gracias Diana Tarnofky; Prof Liliana Sajtroch, alumnos de primer año , Joaquín y Choco, alumnos de 5°año que filmaron la actividad realizada.
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