domingo, 20 de octubre de 2013

" Mi madre y la esperanza "

-Aún viajo allí, con mi  madre, pienso en ella y en su Renault "4L" desvencijado,  batallador de caminos y picadas,  allí vamos los tres , somos felices,  repetimos la letra de algún tango que hace semanas  mi madre  con tristeza, sin embargo canta;
-Ida y vuelta, -no puede con su genio de maestra,-de tanto entonar la letra-;a esta altura lo sabemos de memoria con mi hermano ,  y hasta los primos la han aprendido
-Cuando no es el tango aquel, vieja , es una zamba, seguro la de "mi esperanza"; porque eso era lo aprendido entonces : la esperanza.




- Mi madre ejercía cierta pedagogía de la esperanza ; luchaba por la esperanza o con alguna esperanza en su puesto de maestra rural recién llegada. Atravesaba caminos un ripio y caminos de cascotes; se internaba en cunetas profundas; para llegar al paraje  "El Palmar", donde quedaba la escuela, a veinte kilómetros del pueblo


-De aquellos días  me quedó grabado el tamaño de algunas esperanzas, como las de mi madre ;que por entonces nos llevaba a  su flamante  escuela, allí pasábamos a ser “ los hijos de la maestra”.
-La recuerdo blanquear con cal de esperanza "el rancho-escuela" donde construía su presente, su oficio de recién llegada a la inmensa frontera  de los márgenes asfaltados, con rasgos mínimos de urbanidad posible ; allí donde pueblo y horizonte se funden en una misma polvareda de tierra y barro, de lucha y pelea

Mirando a mi madre, aprendí a escribir tarde, cuando la casa se quedaba en calma, durante las noches solitarias de una cocina vieja,  mi madre  escribía en un antiguo cuaderno Avón color sepia, los propios sueños mi madre se los escribía, tal vez porque escribirlos  significaba  realizarlos de algún modo


ESCUELA "EL PALMAR", PARAJE  RURAL, A 20K M DE GRAL PINEDO.CHACO.
-Mi madre forjaba la educación como se forjan también , porqué no ? : las esperanzas. 
-Hizo de la esperanza un hecho verdadero, real y posible, en medio del monte,  junto con sus alumnos cosecheros, con aquellos hombres y mujeres del Chaco más profundo, tal vez el más olvidado todavía, ese de los obrajes con trabajadores golondrinas,  hacheros,  cocineras , lavanderas,  mujeres madres que curaban el empacho y rezaban una oración para el ojeado,    aunque tenían puesta la esperanza en la escuela y la maestra , en la educación de sus hijos para quebrar un día ese destino de obrajero, cosechero, magra paga del hambre como destino, al parecer inalterable en aquel tiempo.

-De mi madre aprendí  la esperanza como experiencia que se transmite ; como  lucha que es  cuerpo y esperanza solamente o ponerle el cuerpo a las esperanzas de cualquier modo.
 - Mi madre sembró ideas  que aún hoy perduran en mí cuando pienso en ella , como en este domingo de homenaje y de festejo.
-Por mi madre descubrí que cualquier destino es modificable , y que perseverar en ello es una convicción de cada día, y de cada vida. Mi madre siempre así : -desafiante, dispuesta a buscar el lado bueno de la vida .  Ahora su mirada cansada , sigue leyendo este presente con ojos de aquel pasado de esperanzas ; mi madre sigue siendo ella misma ;   entusiasta , con los años transcurridos sigue construyendo sueños.

 -Es legado materno el amor por los libros, quererlos, desearlos, como deseaba ella en aquellas noches furtivas ser poeta, a resguardo del mundo, de la mirada burlona de mi padre, de los comentarios pueblerinos, egoístas y  mezquinos.
-De ella aprendí la  pasión por las novelas,  por  viajar  y  proyectar también  los caminos,  saberes cargados de esperanzas que me vienen de ahí ; de donde es mi madre , del viaje aquel donde el sonido de su voz sigue tarareando una  canción que habla de un de un paraje donde los sueños se construyen a fuerza de creer y esperar  los frutos que maduran , igual que maduran -a veces- algunas esperanzas.




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